La lavanda es un arbusto perenne de la familia de las labiadas. Planta
silvestre habitual en la cuenca mediterránea donde crece con mucha
abundancia, puede encontrarse en lugares secos de naturaleza calcárea y
de exposición soleada.
Los romanos fueron los que difundieron el uso del aceite de lavanda en el agua del baño como hierba relajante.
El aceite esencial de lavanda es extraído destilando las flores, posee
propiedades intiinflamatorias y sedantes. Los preparados por infusión de
sus flores se pueden utilizar para el tratamiento del dolor como:
dolores reumáticos, lumbares, tortículis, cefaleas, dolor de pies.
Tiene propiedades antisepticas y su riqueza en taninos le proporciona
propiedades astringentes para curar heridas y mejorar el estado de la
piel.
Preparando unas gotas de aceite esencial diluidas en aceite de oliva y
realizando friegas en el cuero cabelludo con esta preparación ayuda a
relajar el folículo piloso por lo que aumenta el riego sanguíneo en la
zona, ayudando en la prevención de la alopecia.
Las propiedades antibacterianas de la lavanda se pueden aprovechar para
realizar lavados para eliminar bacterias perjudiciales como por ejemplo
el hongo Candida Albicans o algunas bacterias como estreptococos o
tricomonas responsables de infecciones vaginales, vaginitis flujo
vaginal o candidiasis.
Y aquí os presente el jabón lavanda, me encanta el colorido que le ha quedado. Aceites que lleva:
oliva, coco, palma, almendras, cacao,
karité.
Lo completan los aceites esenciales de:
lavanda, geranio y vetiver.
Si os cuento que recién hecho el olor que tenía no me gustó, pensé esto como no cambie.... uff.
Pero al día siguiente cuando le quité la toalla que tenía para
mantenerle el calor el aroma es estupendo. ¿Como puedo describir la
fragancia? ......agudo, impresión fuerte, cálido intenso, fondo
floral, lavanda, el aroma de vetiver ha fijado y ya no se percibe. Ha
pasado una semana y sigue el aroma a ver si no se pierde.....